El mundo virtual se ha convertido en el único capaz de conseguir que el planeta se mantenga activo. El freno del mundo físico ha dado lugar a una serie de elementos jamás vistos.

Sin salir de casa durante días, semanas o meses, una generación entera habrá quedado marcada por lo que han vivido. Son los hombres y las mujeres del futuro creadores de un futuro que en 2021 está marcado por estos sectores estratégicos.

El 16% del PIB mundial depende del sector industrial en 2021. Con esta premisa dejamos atrás la era de la industrialización. Atrás quedan las grandes fábricas que en su día fueron las causantes de que el mundo cambiará para siempre.

La era de la revolución industrial da paso a un mundo digital de cuyo futuro se empiezan a ver algunos sectores que formarán parte de un destino que implica a toda la humanidad.

El virus ha sido una advertencia de que puede acabar pasando cuando una especie se impone sobre las demás. El ser humano ha estado siglos usando el planeta como si estuviera solo, empleando las materias primas que encontraba para su propio beneficio, sin tener en cuenta su entorno.

Después de siglos de despreocupación, el mundo de las nuevas tecnologías es verde y está marcado por la necesidad de cuidar el planeta en que vivimos. No es fácil conseguir lo que se necesita, pero con un poco de atención e inversión es posible.

Las nuevas fuentes renovables o sistemas que potencien la energía limpia para consumo propio, en casa o a través de los medios de transporte están creciendo de forma exponencial, de igual forma que un futuro digital que mira hacia el futuro con la puerta abierta a un cambio de estilo de vida total. El teletrabajo se impone ante un mundo que empieza a apreciar los modelos híbridos.

Entramos en la llamada cuarta revolución industrial, de esta forma se denomina este cambio que todo el mundo está viendo materializarse en su exterior. Una revolución se aplica cuando nada vuelve a ser como antes, las nuevas generaciones tendrán que lidiar contra esta transformación destinada a cambiar para siempre el mundo.

La desindustrialización es una realidad en España, desde 1995 hasta 2017 ya había disminuido en un 68% la industria. El mundo global trasladaba fábricas fuera de ese país.

Con la llegada del virus todo cambió, pero volverá a ponerse en su sitio a medida que todo vuelva a la normalidad y lo haga con la mirada puesta en las tecnologías emergentes. La energía y el reciclaje son los dos elementos que llegan para quedarse.

Las energías renovables ganan terreno para dejar atrás la dependencia de los combustibles fósiles. Una forma de continuar en un planeta en el que los recursos escasean.

Nada volverá a ser como antes después de una nueva era en la que la industria se transforma y con ella las principales fuentes de energía que van de la mano con ella. El sol y el viento son creadores de nuevas fuentes a la hora de mantener la actividad en casas o fábricas.

Emplear al máximo todos los recursos de que se dispone puede llegar a ser lo que acabe provocando un nuevo concepto de reciclaje. Nada debe sobrar con una superpoblación mundial que ha necesitado un reset a gran escala para darse cuenta de la importancia de la tecnología y de la inversión en ella para poder sobrevivir.

Ante la crisis que se ha producido ha llegado con mucha fuerza el e-commerce, la alimentación o el entretenimiento online, entre otros, se han visto agradecidos por todo lo que sucedía en el exterior.

Según Monitor-Deloitte un 25% de crecimiento es lo que ha vivido la alimentación durante el aislamiento que acabará siendo de solo un 2% en términos reales.

El cuidado personal desde casa o los servicios que impliquen una mejora de la salud han ido ganando peso. Todo lo que tenga que realizarse con total seguridad o implique no desplazarse puede ser clave en un mundo en el que salir de casa es un problema. La relación con las otras personas ya no volverá a ser cómo era.