Cuando se habla de transformación digital, se hace referencia a los distintos factores que afectan al desarrollo y a la organización de la actividad. La transformación digital de una compañía no puede llevarse a cabo sin una transformación cultural en la que los empleados reciban la formación necesaria para adaptarse a los cambios. Sólo así es posible tener una visión integral de los desafíos y valores de la organización.
La transformación digital debe ser planteada desde un punto de vista estratégico, englobando factores culturales y tecnológicos. Tal y como explican los expertos, para que la evolución tecnológica se desarrolle de manera exitosa, es requisito indispensable llevar a cabo una serie de cambios culturales en la empresa, los cuales deben realizarse a través de nuevos métodos y herramientas vinculados con la digitalización.
Por lo tanto, la transformación digital y cultural deben discurrir en paralelo. Sin embargo, los datos muestran que muchas compañías no dedican los recursos y el tiempo necesarios para realizar la transformación de forma estratégica, lo que conlleva una serie de dificultades en su implementación.
La transformación digital es el proceso mediante el cual una compañía incorpora nuevos procesos digitales y tecnologías a su actividad para adaptarse al mercado y ser más eficiente y competitiva. Se trata de una reorganización completa del negocio, que afecta al conjunto de la empresa. No consiste simplemente en abrir una tienda online o crear perfiles en las diferentes redes sociales, sino en un cambio profundo que impacte positivamente en los resultados.
Digitalizar una empresa conlleva grandes desafíos: experimentación con pruebas piloto, cambio de mentalidad.. Tener visibilidad digital es tan importante como desarrollar y vender un buen producto. En definitiva, el proceso de transformación digital consiste en la integración de las nuevas tecnologías en todas las áreas de una compañía para cambiar su funcionamiento.
La primera fase del proceso consiste en la identificación de las tecnologías existentes en el mercado. A continuación, la organización debe analizar la forma en la que puede responder al uso de las nuevas tecnologías y definir cómo implementar el cambio cultural.
Y, por último, tiene que responder a las siguientes cuestiones: “¿Cómo mantener la adaptación tecnológica de forma constante?”, “¿Cómo controlar el proceso de transformación para optimizar recursos?”.
Uno de los principales objetivos de la empresa, independientemente de su tamaño y sector de actividad, con la implementación de la transformación digital es mantenerse al día de los cambios que se producen en el entorno.
El desarrollo de un sistema innovador de toma de decisiones permite no sólo responder a las necesidades de los clientes, sino anticiparse a ellas gracias al Big data y la Inteligencia Artificial.
Trabajar en entornos digitales es clave en pleno siglo XXI. Sólo así las compañías pueden aumentar la productividad y motivación de sus trabajadores. Además, los costes estructurales pueden reducirse estableciendo una relación positiva entre el teletrabajo y el trabajo en la oficina.
Por supuesto, todas las compañías deben trabajar en captar y retener el talento. Las mejoras digitales que conlleva la transformación motivan a los trabajadores para la realización de sus tareas de manera más autónoma. A esto hay que sumar la necesidad de crear una estrategia omnicanal que combine el plan de marketing online con uno offline.
Una de las principales dificultades a las que se enfrentan las empresas en la implementación de la transformación digital es la ausencia de liderazgo. El equipo directivo y los responsables de recursos humanos deben promover prácticas para que la aplicación de las nuevas tecnologías sea efectiva. La dirección tiene la obligación de promover la transformación y transmitir a los empleados los recursos y la motivación necesarias para llevarla a cabo con éxito.
Tiene que controlar la implementación de las nuevas metodologías, así como analizar los resultados y dirigir la dirección hacia la consecución de los objetivos.
También es común el miedo a implementar el cambio. Muchas compañías diseñan una estrategia completa pero luego no pueden o no saben llevarla a la práctica. El cambio tiene que ser real, y hay que recurrir a iniciativas y recursos que permitan que la transformación no sea una simple utopía.
La retención del talento es una estrategia que engloba un conjunto de programas mediante los cuales la organización trata de conservar a empleados que demuestran buenas cualidades y habilidades en el desempeño de sus tareas profesionales.
Imágenes: Unsplash y Freepik
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