La tesis de que las crisis económicas pueden acabar con una economía muy orientada al turismo no es nueva, ya que fue portada informativa durante el período 2008-2012 en muchas ocasiones. Y ni entonces, ni probablemente ahora, se cumplan las previsiones menos halagüeñas.
La sensación de vivir en un país con muchos más bares que la media internacional no es tal cosa, sino una realidad.
De hecho, antes de que conociéramos al coronavirus que ha paralizado la actividad en todo el planeta, en España teníamos el récord de ser la nación con más bares por habitante. Concretamente, 1 local por cada 175 habitantes.
En términos de trabajo directo, la restauración ocupaba a 1,7 millones de personas y suponía casi el 5% del PIB según datos del INE.
Probablemente para muchos, que España deje de ser el país con más bares del mundo no es algo malo. Sobre todo, si se considera que son muchos los trabajadores del sector con remuneraciones bajas o una dedicación horaria excesiva.
El problema está en que los cambios de paradigma económico no se dan de la noche a la mañana, y el virus llegó sin previo aviso. Por eso, es utópico pensar que los empleos que se destruyan se van a reciclar en otra actividad de manera inmediata, porque el mercado de trabajo no tiene una alta demanda no cubierta en otro sector que puedan solventar inmediatamente esos miles de trabajadores.
Por otro lado, muchos de ellos requerirían formación adicional para que ese reciclaje fuese una realidad.
A todo ello hay que añadir que previamente a la pandemia, España estaba compitiendo en el Top 3 de países más turísticos del mundo. Es decir, gran parte de nuestra economía depende de manera directa e indirecta del turismo.
No solamente son los empleos directos los que deben ser considerados, sino todo el ecosistema de empresas y actividades que de uno u otro modo se relacionan con el mismo.
Desde el sector primario, como por ejemplo la agricultura, ganadería o extracción de marisco dedicado en algunos casos al 100% al sector servicios…
…pasando por el transporte de los mismos…
…a las actividades culturales o de ocio que encuentran su mayor demanda en el colectivo de turistas.
Además de las protestas que se multiplican por todo el territorio nacional, uno de los movimientos más relevantes en la defensa del sector hostelero surgió justo al inicio de la pandemia. Puede que recuerdes una campaña llamada #SoyPatrimonio2020, en la que precisamente se pretendía alcanzar con los bares de España el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco.
Quizás suene un tanto descabellado, porque generalmente se entiende como patrimonio un lugar específico que destaca por sus características, ya sean históricas, culturales o naturales.
Sin embargo, desde hace más de un lustro, la UNESCO también busca activamente la protección de lo que se conoce como patrimonio inmaterial, dentro del cual podrían encajar esas pretensiones del colectivo. Y ser el país con más bares por habitante del mundo es sin duda algo singular a tener en cuenta.
Seguramente, España no dejará de ser el país con más bares del mundo. La resiliencia del sector hostelero ha demostrado ser, en casi un año que llevamos de restricciones por la pandemia, muy elevada.
La burocracia y el hecho de que la mayoría son pequeñas empresas con escasas opciones de financiación hagan que uchos tengan que cerrar. Sin embargo, la mayoría está buscando pelear hasta el final, adaptándose a las situaciones según vienen y apostando activamente por una transformación digital que se ha acelerado como nunca nadie había previsto.
Solo el tiempo, la incidencia de la vacuna en la crisis sanitaria, y el comportamiento de la epidemia en los próximos meses definirán cómo y hasta qué punto afectará la situación al sector hostelero. Sin embargo, por el momento, la resiliencia no es una característica que no se pueda observar ya en el pasado.
De hecho, con la crisis de 2008-2013, la pregunta que nos hacemos hoy en otros términos y otro tiempo, era muy parecida. Por aquel entonces, se contabilizaban unos 72.000 cierres de locales de hostelería.
En 2019, esos datos mejoraron por encima de las previsiones, y situaron a España a nivel mundial como el segundo destino con más turistas, solo por detrás de Francia.
Por tanto, aquellas previsiones de la década pasada de que España dejaría de ser un país turístico y que la hostelería dejaría de ser un pilar económico no se cumplieron. Es más, el sector demostró su resiliencia y su buen hacer alcanzando cifras históricas al cierre de la década.
Fuente: https://www.pymesyautonomos.com/reflexiones/espana-dejara-ser-pais-bares-restaurantes-mundo-2021
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