En el contexto de la industria 4.0, tanto la integración horizontal como la vertical se refieren a la forma en que las empresas organizan sus procesos, sistemas y cadenas de valor mediante tecnologías avanzadas. Para conocer su papel, podéis descargaros la guía sobre las 10 tecnologías clave de la industria 4.0.
En cualquier caso, nos referimos a internet de las cosas industrial (IIoT), machine learning e IA, conectividad en la nube, big data, blockchain, etc.
La finalidad de ambas es crear una producción más eficiente, flexible e inteligente. Así, a través de la integración horizontal, se generan ecosistemas industriales colaborativos y optimizados. En la industria 4.0, esto es posible gracias a las plataformas digitales que permiten la interoperabilidad entre diferentes departamentos y empresas. Por tanto, es imprescindible si queréis mejorar la resiliencia y la capacidad de respuesta de la cadena de valor.
Por su parte, la integración vertical es vital a la hora de conseguir fábricas inteligentes o altamente automatizadas. En virtud de ella, se garantiza el flujo de datos desde los dispositivos IoT en la planta hasta los equipos de la oficina central para la toma de decisiones. Así, facilita una gestión proactiva y eficiente.
Comprende todos los procesos a nivel de producción. Se refiere a la coordinación de todas las acciones y actores que intervienen en vuestra cadena de suministros. Por consiguiente, abarca desde los proveedores hasta los clientes finales e incluye a las diversas empresas con las que contáis, fábricas y centros de logística.
Su objetivo es lograr una cadena de valor más eficiente, ágil y colaborativa, en la que todas las partes compartan información en tiempo real. Así, por ejemplo, si incluís a vuestros proveedores en esta forma de trabajo, podéis optimizar el inventario o adecuaros a los vaivenes de la demanda en cuanto se produzcan picos de ascenso o de descenso.
Sin embargo, las aplicaciones no se circunscriben únicamente a la colaboración entre empresas, como en el ejemplo anterior. Con la integración horizontal, podéis conectar sistemas TI con sistemas OT (tecnología operativa) para intercambiar datos y coordinar distintas operaciones. También juega un papel esencial a la hora de configurar una cadena de suministros inteligente.
En este caso, se coordinan y conectan todos los niveles jerárquicos de la empresa, desde la producción en planta hasta la gestión administrativa o la planificación organizacional. Su finalidad es que la estructura sea menos rígida y la información fluya de manera bidireccional. De este modo, mejora la toma de decisiones y se optimizan los procesos.
Hablamos directamente de industria 4.0 y transformación digital. Respecto a ella, disponéis de un informe sobre las tendencias actuales en transformación digital. A efectos prácticos, comprende la conectividad entre máquinas y dispositivos a través de sensores, la automatización de los sistemas de control o la optimización de la gestión mediante ERP, por ejemplo.
La Economipedia define la integración horizontal como una estrategia empresarial con el objetivo de ampliar el mercado para vender sus productos o servicios. Para conseguirlo, hay dos métodos:
No es difícil deducir que una de sus grandes ventajas es que se minimiza a la competencia. No obstante, si no se mide bien, se puede incurrir en comportamientos monopolísticos.
A lo largo de los años, hemos visto muchos ejemplos. En general, los bancos cuando se fusionan llevan a cabo una integración horizontal. Sin embargo, también lo hacen empresas dedicadas a la automoción o Apple y el iPad.
Existen tres métodos a la hora de implementar una integración vertical:
Con este tipo de integración, se controla mejor la cadena de producción y sus costes, y se incrementa la presencia en el mercado. Aun así, hay que implementar estrategias que reduzcan la alta inversión que requiere, así como mecanismos que contrarresten la rigidez para que se adapten bien a los cambios.
Un ejemplo de este tipo de integración lo constituye desde hace años las empresas petrolíferas. Así, una misma compañía puede dedicarse a la extracción, la perforación, la refinación o la comercialización, entre otros, de los productos que procesa. No es el único ejemplo que podemos adoptar. El sector agroalimentario español se nutre bien de este tipo de integración.
Por consiguiente, la integración vertical y horizontal son vitales para elevar la industria 4.0 al siguiente nivel. Dependiendo del sector y de la estrategia empresarial, puede ser más conveniente empezar con una u otra. En cualquier caso, lo habitual es que se combinen ambas según los intereses corporativos de cada momento. Lo que es inevitable es que toméis cualquiera de los caminos si deseáis crecer e incrementar vuestra rentabilidad. En TicNegocios de la Cámara, disponemos de una agenda en la que plasmamos todos nuestros eventos. Si os interesa este tema, asistid a nuestros talleres y cursos.
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