Reconocimiento facial con IA: Implicaciones de ciberseguridad

La tecnología de reconocimiento facial con IA ha venido para quedarse y, sin embargo, genera grandes polémicas en la sociedad. Una vez más, el binomio formado por la seguridad y la privacidad parecen enfrentarse como si fueran irreconciliables.

En TicNegocios de la Cámara opinamos que no es así. En este post os queremos contar cómo funciona y en qué ámbitos os puede prestar importantes servicios. Además, desmontamos algunos de los bulos que circulan sobre esta tecnología más por ignorancia que por mala fe.

El reconocimiento facial con IA, ¿cómo funciona?

En realidad, estáis más familiarizados con esta tecnología de lo que pensáis, ya que desde 2010 la viene utilizando Facebook. Funciona a partir de la visión artificial que utiliza IA para reconocer personas, objetos o, incluso, lugares. Puede hacerlo a través de imágenes individuales o por medio de secuencias de vídeo. A la vez, permite ese reconocimiento en tiempo real y con varias cámaras a la vez. Durante el proceso, distinguimos tres etapas.

Detección: El sistema identifica los rostros en una imagen, tanto de frente como de perfil.
Análisis: Busca referencias clave y geometrías faciales. Puede tratarse de la distancia entre los ojos o entre la frente y la barbilla, el contorno de los labios, etc. En esta fase, el sistema convierte los datos analógicos en digitales, que se conocen como huella digital. Se trata de una secuencia de dígitos o puntos, única para cada persona.

En el análisis del reconocimiento facial intervienen factores como la distancia entre los ojos

Verificación: En esta fase, se compara la información obtenida con otra imagen. Puede ser un selfi, el DNI o el pasaporte.

¿Qué utilidades tiene el reconocimiento facial?

Son varios los ámbitos que se pueden ver beneficiados por utilizar el reconocimiento facial. Os mencionamos algunos de ellos:

Seguridad: Contribuye, por ejemplo, a evitar fraudes por suplantación de identidad a la hora de solicitar un servicio.
Ciberseguridad: Es muy eficaz para sustituir el sistema de contraseñas o como complemento a él en una segunda autenticación.
Control de fronteras: Los datos biométricos pueden sustituir a los pasaportes, agilizando enormemente el proceso de registro y proporcionando una mayor seguridad.
Bancos y sistema financiero: El reconocimiento facial puede sustituir las contraseñas temporales de acceso, y sin contraseñas sois menos vulnerables a los hackers.
Salud: Agiliza el registro de pacientes y facilita el acceso a su historial. También permite identificar emociones, dolores y ciertas enfermedades, como las de origen genético. Por otro lado, se podría supervisar que los pacientes tomasen de una manera correcta su medicación.
Cuestiones legales: Es muy útil para la identificación de personas en la práctica forense, la búsqueda de desaparecidos o el reconocimiento de delincuentes, entre otros.

Riesgos para la ciberseguridad: ¿es un tema de privacidad?

Sí, entre otras cosas, ya que también quedan comprometidos los límites éticos. Por otro lado, al avanzar con tanta rapidez, surgen dudas sobre su precisión y sobre el uso que los Gobiernos y las empresas privadas puedan hacer con él.

Un ejemplo claro lo encontramos en la aplicación de edición de imágenes FaceApp. Se dedicaba a enviar las fotos a sus servidores y quedaban a disposición de la empresa gracias a los permisos que los usuarios habían concedido. Todos se realizaban a través del apartado “Términos y Condiciones” que habían aceptado sin haberlo leído la mayoría. De este modo, les permitíamos que usaran y vendieran nuestra imagen sin ser conscientes de ello.

Esta forma de proceder compromete la ciberseguridad, puesto que facilita la suplantación de identidad. Además, existe una gran preocupación porque los ciberdelincuentes accedan a estas bases de datos y logren finalmente soslayar este tipo de medidas de seguridad.

Otro hecho preocupante al respecto es que esta innovación avanza a paso de gigante, pero no así su regulación. En la Unión Europea, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) limita la recopilación, almacenamiento y la práctica de compartir imágenes con terceros. España también incluye el reconocimiento facial en su legislación sobre protección de datos. Por otra parte, en el ámbito internacional está el Convenio 108+, que incluye una serie de recomendaciones para la privacidad. Sin embargo, no es vinculante.

Verdades y mitos sobre el reconocimiento facial

Aun con todo, la biometría refuerza la seguridad informática en empresas. Es, probablemente, la tecnología más eficiente al respecto. Cada día se usa más para la protección de datos personales y profesionales con el fin de evitar fraudes.

La tecnología biométrica actual puede comparar dos imágenes con un 99 % de acierto. Por lo tanto, desconfiar de ella por sus posibles errores parece exagerado. En consecuencia, acertaréis si adoptáis el reconocimiento facial como segundo nivel de autenticación o, incluso, como primero, según los casos. De hecho, este argumento también desmonta la leyenda sobre su imprecisión. Podéis cambiar vuestro aspecto que, igualmente, os va a reconocer. La tecnología de prueba de vida detecta todo tipo de trucos y fraudes, como fotos, máscaras o deepfakes.

Otra de las críticas injustas que recibe es que es difícil de usar. Nada más lejos de la realidad. Basta con que miréis a la cámara o habléis un poco para que ya valide la identidad. Además, tened en cuenta que los datos biométricos no se pueden robar. Su vector solo es válido para un motor y versión concretos y para el servicio particular para el que fue creado. No tiene ninguna utilidad fuera de ese entorno.

Por último, hay quienes creen que la implantación de esta tecnología es cara, pero tampoco es así. Gracias a las constantes innovaciones en esta dirección, los dispositivos biométricos son mucho más accesibles.

Así pues, el reconocimiento facial con IA os ofrece grandes y buenos servicios, especialmente, en aras de la seguridad. Así, podéis proteger vuestros dispositivos y datos personales con la mayor eficacia. Por otra parte, los Gobiernos pueden efectuar de manera más eficiente el control de los criminales. Es cierto que precisa de una regulación para que ni los poderes públicos ni privados hagan un mal uso de esta tecnología. Sin embargo, ya han comenzado los primeros pasos. Si os interesa el tema, consultad nuestra agenda y participad de nuestros seminarios.