Hay un punto que ha cambiado para siempre el destino del planeta, la primera gran pandemia del siglo XXI se ha convertido en el elemento que ha podido acelerar el tiempo. Si la digitalización estaba sobre la mesa antes de la llegada del virus a todo el planeta, con ella el proceso ha pasado de 0 a 100 en unos segundos.

Muchas empresas han tenido que cerrar sus puertas y se han enfrentado a una serie de problemas que han acabado siendo determinantes para todos. Estar en casa sin poder facturar, trabajadores en ERTE y esperar que todo termine.

La enfermedad que ha acabado con la estabilidad o el marcado equilibrio de algunas empresas se ha convertido en la chispa que ha encendido la llama.

Las empresas se lanzan con los brazos abiertos hacia una digitalización que puede cambiarlo todo. Es el momento de apostar fuerte por algunos elementos que son claves y que podrían potenciar la propia empresa.

El mercado ya no solo será local, también puede acabar siendo estatal o más grande de lo que pueda parecer. Con un aumento de la inversión de un 70% llega el primer paso para adaptarse a esta era nueva que ha llegado a marchas forzadas.

En 2020 la venta online aumento un 38% en toda España. No solo se venden productos que no encontramos cerca, sino también se realiza la compra o se compra una barra de pan.

Con la llegada de la pandemia muchas empresas han tenido que tirar de la ingeniería social para ir en busca de nuevos clientes o mantener los actuales.

Ante estas cifras y con un cierre total que ha cambiado para siempre la manera de vender o la estructura interna de muchas empresas, la digitalización después del coronavirus se mantiene como uno de los puntales para gran parte de las empresas.

Aunque si tenemos en cuenta las principales empresas que obtienen grandes beneficios con ellos, debemos tener en cuenta que a través de la venta online se pueden conseguir un nuevo modelo de negocio que pase lo que pase, nunca se detendrá.

La digitalización tiene algunos nuevos retos que pueden afectar de lleno al buen rumbo de la empresa. La ciberseguridad o el tratamiento de datos de los clientes es el punto de no retorno aquel que puede afectar más a la empresa y a sus trabajadores. Ante tal situación se ha creado una serie de compromisos que han podido afectar de lleno al presupuesto de cada organización.

El momento de darlo todo con las herramientas necesarias para poder vender online o realizar la actividad, buenas redes sociales y puntos de contacto con el cliente para que, pase lo que pase, la comunicación se mantenga.

No hay más opciones, o las pymes optan por la digitalización o acabarán desapareciendo. De esta forma se puede apostar abiertamente por el futuro, por la supervivencia, de la otra cualquier cierre o dependencia del mundo físico puede hacerlas desaparecer.

El cliente ha cambiado, no quiere relacionarse con nadie, solo estar en su casa y recibir lo que pide. Ante tal situación, la empresa debe ofrecerle la seguridad que necesita, pero también la atención creando la necesidad a la hora de obtener un producto que le sea propio.

El escenario es totalmente esperanzador para aquellas pymes que han empezado a entrar en un nuevo mundo, el digital que no solo les permite sobrevivir, también crecer.